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Hola, soy Andy Delgado, ex-alumno, ex-olímpico y ex-medallista del programa Jóvenes Talento de El Salvador, este sitio web se espera que sirva de carta principalmente a padres de familia que cuentan con hijos estudiando en Jóvenes Talento, luego, a aquellos alumnos que siguen en el programa, y por último, a aquellos que ya son ex-alumnos o tienen hijos ex-alumnos del programa. Algunos pueden recordarme como el niño/jóven de sombrero negro y cabello largo.
El principal motivo es informar sobre ciertos eventos que involucran al Programa Jóvenes Talento de El Salvador (el cual abreviaré como PJT en el resto del sitio web), principalmente la sede central en San Salvador, eventos bastante trágicos que considero es necesario que se hagan públicos para evitar que otras desgracias similares vuelvan a ocurrir. Además, dejo al final una serie de consejos que ha elaborado mi padre para otros padres de familia que tienen hijos con altas capacidades estudiando en PJT, mientras más hábil demuestra ser su hijo o hija y/o mientras más jóven este sea, más le ayudará.
Como cualquier otro estudiante que llegó a PJT por interés propio, llegué para aprender: llegué esperando desarrollar mis habilidades lógicas y matemáticas. Inicialmente eso lo logré, cuando llegué a la sede occidental de PJT, lugar en el cual encontré buen gusto por aprender las matemáticas, desarrollando habilidades en esta misma y mejorando mi rendimiento. Logros que, al haber entrado a la sede central de PJT y al nivel Olímpico C de matemática a mis 12 años, fueron deteriorados en gran medida.
Empezó un periodo de pandemia debido al infame COVID-19 algún día de 2020. Evento que a todos nos impactó de una u otra manera. Las clases en PJT se impartieron en línea, era mi primer año como olímpico de matamática, en el nivel C. Me esperaba que este reto fuese complicado, difícil e incluso cansado, un reto que estaba totalmente dispuesto a enfrentar. Pero fue un reto que me resultó imposible, los detalles del porqué son muchos, pero todo se resume a un hecho: No entendía, poco o nada, sin importar de mis esfuerzos por hacerlo, las clases, guías, tareas y otros materiales de PJT escapaban de lo que podía entender o realizar. Un problema relativamente pequeño, claro, pero uno que marcó el principio de una abalancha de problemas, todo debido a la falta de apoyo y atención de parte de algunos profesores y el equipo de psicología y administrativo de PJT.
Me mantuve frenado en el estudio de las matemáticas, ni aprendía, ni olvidaba, ni perdía la práctica, ni obtenía nuevas técnicas. Aún así, recuerdo bien haber obtenido una medalla de bronze en alguna olimpiada por correspondencia de matemática (Olimpiada de Mayo?) en 2021. Cuando se habla de ganar medallas, es fácil hacerse la idea de que es un logro, un orgullo, incluso una felicidad, principalmente para los padres de familia de los ganadores, es lo esperado, se considera un logro admirable. Lastimosamente, yo no puedo compartir esos sentimientos por aquel "logro", que "gané" representando a El Salvador, pues para mí ese no fue un logro, fue un tropiezo. Claro, el resultado fue decente, pero ¿Cómo fue el proceso? En la realización de esta olimpiada, recuerdo muy bien haber hechado a llorar de estrés, con todo el peso de "No entiendo, no comprendo" en un momento que era el objetivo de las "clases" que se me impartieron. En mis papeles donde redacté mis soluciones no se encontraba el sano y competitivo deseo de resolver, sino las lágrimas de un niño en confusión. Esa experiencia claramente no fue gratificante, no fue buena, no es una memoria que atesoro, mucho menos la medalla, que hizo creer a todos a mi alrededor de que estaba contento de haberla obtenido, desconocedores de que, en realidad, fue un evento clave para los horrores que tuve que enfrentar en los próximos 3 años.
Yo no he sido una persona con facilidad para comunicar mis emociones de manera directa. Expresar mis dificultades, necesidades, inconveniencias, quejas y otros ha sido un reto para mí, esto ha ido en mejoría estos últimos meses, pero ubicándome en 2021, 2022 y 2024, son facultades que no estaban presentes en mí. Cada cosa tiene su precio, supongo, siendo el precio de mis habilidades académicas mis pobres habilidades de expresión emocional e interacción social.
Entrando a 2022, hice las pruebas necesarias de admisión y fui admitido en PJT sin mayor dificultad, llegué ese año optimista, con el pensamiento de "Este año estamos devuelta a la presencialidad, el porqué no rendí bien los últimos dos años fue por la pandemia, estoy seguro de que este año, las cosas me irán mejor", pensamiento que, lamentablemente, fue en su mayoría erróneo, No niego que la pandemia tuvo un efecto negativo en mí, pero es pequeño en comparación al efecto negativo que PJT tuvo en mí en los posteriores años. Todavía en el nivel olímpico C de matemática y ahora también en el nivel olímpico B de informática, llegue con optimismo a mis primeras clases de matemática, solo para desilusionarme con el hecho de que, las metodologías que se usaban en las clases para la impartidura de clases no habían cambiado, metodologías que, para mí, habían resultado inefectivas en anteriores años y también lo fueron en ese año devuelta al mismo problema: no comprender. Mi estrés era tán grande como la confusión que tenía en mis clases, pensé "Si no entiendo, entonces debe de ser porque yo no soy capaz de entender, en realidad, no merezco estar aquí porque no tengo la capacidad para ello. Soy un tonto". Pensamiento que hoy en día sé que no es así, pero que en ese momento, era la única verdad que podía encontrar y aceptar.
Dejé de intentar comprender, pues desarrollé temores, en su mayoría irracionales, frente al estudio de la matemática, temores que empezaron con la simple evasión a la matemática a directamente miedo. Aunque seguía atendiendo a mis clases de informática, ya no atendía a mis clases de matemática, entraba por unos momentos, esperanzado y pensando "Quizás esta vez será distinto", solamente para estresarme y salir de mis clases, pasando en frente de profesores, psicólogos e inclusive, directiva, yendome en las cercanías del edificio a caminar a solas mientras el resto de alumnos recibían sus clases. Una práctica que tampoco solucionaría mis problemas, pues cada que lo hacía, era invadido por la culpa "Pudiese estar aprendiendo, pudiese estar mejorando, pudiese estar estudiando, pasandola bien con los demás, pudiese ser como el resto de mis compañeros, pero aquí estoy, vagando por la universidad sin rumbo y sin dirección".
Mis problemas y temores continuaban haciendose más grandes, al punto que afectaron la comunicación que tenía con mi familia. No les comentaba de lo que estaba ocurriendome, en parte por mis pobres habilidades de expresión, pero principalmente, por temor que tenía ante PJT, temores que me inhibieron de poder expresar los problemas que estaba sucediendo. Mi única esperanza era que alguien, sea profesor, sea psicólogo, sea directiva, se entere de que es anormal que un alumno se la pase fuera de clases deambulando por los alrededores del lugar y que se acercase a darme auxilio, o por lo menos, que se comunicase a mis padres sobre mi comportamiento, ayuda que, a pesar de desear tanto, nunca llegó.
(POR ESCRIBIR)
Estos son algunos consejos que usted como padre de familia debe considerar al momento de incorporar a sus hijos en alguna de las escuelas de jóvenes o de alto desempeño cognitivo que existen en El Salvador.
Historial de eventos de 2024 |
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Apertura de PJT 2024 |
Llegada de comentarios a página de Facebook de PJT |
Eliminación de comentarios de la página de Facebook de PJT |
Negociación por solucionar el caso de Andy por el equipo de psicología |
Periodo de silencio, búsqueda de recursos de parte de Andy y su familia |
Redirección de comunicación al correo de la directiva del programa |
Periodo de silencio, elaboración de sitio web por iniciativa de Andy |
Respuesta de la directiva de PJT, espera de futura comunicación |